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La Violencia
por Juan Gustavo Cobo


Alejandro Obregón  La Violencia, 1962
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Uno de los temas recurrentes y obsesivos dentro de la pintura colombiana ha sido cómo lograr que el drama de la violencia pueda llegar a tener una dimensión y una estatura artística que sea capaz de trascender algo que es muy dramático. Grandes pintores como en el caso de Goya o en el caso de Picasso se han enfrentado un poco a aquello que no tiene lenguaje, que es por definición mudo y obtuso, como es la muerte.

Es decir, cómo aquello que se queda sin palabras, puede alcanzar una dimensión y una trascendencia colectiva en que todos nosotros nos involucremos en ello y en alguna forma exorcisemos y volvamos humano lo que por definición es inhumano: la violencia, la brutalidad, el silencio. Aquello que nos diferencia de los animales, que es el lenguaje.

Es un problema que los pintores colombianos tuvieron, porque en ese entonces muchos de ellos, de los escritores y los intelectuales, se vieron abocados a un país que a partir del 9 de Abril del 48 -pero no solo a partir de esa fecha- estaban viendo como se descomponía esa sociedad tradicional y ese mundo en el cual habian vivido.Y cómo ellos que estaban experimentando y buscando el alfabeto del arte moderno, ya sea, por ejemplo, en el cubismo que usaron en muchos casos figuras como Ignacio Gomez Jaramillo, o en otros una veta indígena como el caso de "los bachues" o Luis Alberto Acuña, podía alcanzar una dimensión de lenguaje moderno.

Obregón había tenido referentes como el caso de la pintura mexicana. Una pintura a veces hierática -el caso maravilloso de éste cuadro La Nube Gris, de la mujer en amarillos, una pintura frontal- y cómo un elemento que va a ser recurrente y tópico en la obra de Obregón -que es lo que yo llamaría la mesa, el horizonte donde se ofrece el mundo- va a servir de base, en primer lugar, para esta obra magistral.

Aquí, en un primer momento, el mundo va a estar separado en dos realidades: una realidad clara y una realidad oscura. Una realidad gris y sombría, y una realidad absolutamente cerrada sobre sí misma en ese mutismo negro del silencio de la muerte. Este cuadro -comencemos por una definición para todos- es una elegía. Es una elegía para ver como un pintor puede llorar, sin perder la altivez, la dignidad, por una barbarie, por un salvajismo. Como un pintor puede gemir con un dolor ajeno para transformarlo en unas formas, en unos volumenes, en una indagación plástica, que nos llegue a todos nosotros.

Alejandro, trabajó este cuadro como trabajó muchos otros de ésta sección, de esta magnífica exposición -porque están elegidos unos cuadros de los más representativos de él- los trabajó sin ningún elemento que pudieramos llamar demagógico comprometido. El sólo estaba comprometido con un animal, ese animal que se llama el ser humano. Y lo estaba aún más porque estaba trabajando con aquello que está en el origen mismo de la vida: una mujer preñada, una mujer embarazada, es decir un absoluto.

Quiero que hagamos una reflexión sobre eso porque éste vientre es un absoluto, es un cosmos, es un mundo, una matriz donde la vida se está, otra vez, gestando a sí misma. Una vez que ya ésta mujer está llevando el hijo en su interior ya es absolutamente autosuficiente, absolutamente plena y absolutamente una forma total, una forma que engloba al mundo.

Y mientras estas dos grandes masas, la del seno con el pezón erguido, pletórico de leche, y el otro seno ya carcomido en alguna forma, en un trabajo expresionista, a veces informalista, con esos trazos, ese seno ya esta hundiendose en la tumba, en el silencio. Y luego viene lo que quizas sea uno de los momentos mas dramáticos de nuestra pintura, que es el rostro donde el perfil que tiene una cierta belleza en su agudeza, en su ovalo humano esta siendo erosionado desde dentro.

Qué significa esto? Acordémonos de una cosa, que Alejandro había hecho varias series sobre animales: los toros, los condores, las barracudas, los alcatraces. Cual fue el final de esas series? Una serie que se llama 'Huesos de mis bestias', cuando ya sólo queda el calcio de los huesos, cuando ya la carne se ha descompuesto y la única materia que subsiste es el esqueleto. Aquí en este rostro, un rostro expresionista y dramático ya solo va quedando 'los huesos de mis bestias',
el final.

Pero hay otro fenómeno mas interesante todavía. Cuando Alejandro pintó esta violencia no utilizó el clamor elocuente de los rojos, que podría ser afin con la sangre, no utilizó un lenguaje impactante, como puede ser el Estudiante muerto sobre la mesa, sino optó por lo callado, por lo sigiloso y discreto. Sólo una interrogación. La pregunta que es la herida.

Y el otro punto que es muy interesante y que él lo mencionaba es que si yo tapo el rostro de la mujer, aqui lo que esta surgiendo y lo que él nos hacia caer en cuenta es un paisaje del Quindío, un paisaje del Tolima, zonas donde la violencia partidista del momento había alcanzado una de sus cuotas mas dramáticamente altas.

Esta es una montaña, éste es un volcán. Entonces en alguna forma se ha fusionado mujer y naturaleza, se ha fusionado paisaje e historia. Y se ha logrado que la estupidez absoluta de la barbarie se convierta en el silencio elocuente de la obra de arte. Por eso pienso que la grandeza de Obregón reside no sólo en habernos dado una simbología nuestra, una simbología que va de los Andes al Caribe, una simbología que tiene una dimensión de una hondura incomparable, como en este cuadro maravilloso que ustedes ven alla que se llama Naufragio, sino que nos ha situado fernte al dolor inerme de sabernos seres humanos que rechazan la muerte. La convierten en arte.

Una vez Alejandro me dijo "Cual es la palabra que más te conmueve del idioma?" Yo obiamente contesté alguna simpleza. El dijo "zozobra", que la palabra que más lo erizaba era zozobra. Porque siempre estamos sobre la costra de un planeta en llamas. Siempre estamos en el último punto, en el momento de caer al otro lado. Ese 'Naufragio', como esta 'Violencia', es en alguna forma, uno de los momentos mas conmovedores que podemos tener entre nosotros, no sólo para rechazar la obtusa mudez de la violencia sino al mismo tiempo para reconciliarnos con el artista que fue capaz de darnos esta elegía.


ŠJuan Gustavo Cobo Borda, 2001

Exposición "Obregón"
Museo Nacional de Colombia
Sala de Exposiciones Temporales
19 de octubre del 2001 al 13 de enero del 2002