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FERNANDO DENIS

Juan Gustavo Cobo Borda


Esta amplia selección de poemas de Fernando Denis (nacido en Ciénaga, Magdalena, en 1968, con el nombre de José Luis González Sanjuán) es el logrado fruto de una esquizofrenia feliz. De una parte, los cráteres creativos de un mundo próximo a las noches tropicales del mar Caribe, a los vuelos al cielo de Remedios la bella, a los fantasmas que evaporan ciénagas y manglares. Por otra parte una fascinación irresistible por el mundo de la pintura, el cual quema sus ojos con los incendios de William Turner, extravía sus pasos dentro de las escaleras que no llevan a ninguna parte en los grabados de Piranesi, y definitivamente alucina con los tigres azules que Borges imaginó. "Te regalo el mar de Coveñas, sin Helena de Troya", dice en algún momento, traicionando así su oculto propósito: el de convertirse en un mito de nuestra poesía, oscilante entre la bronca bohemia de las noches bogotanas y el recuerdo de la hermandad prerrafaelita, cuya más indeleble imagen dibujó Gustavo Adolfo Bécquer en una de sus rimas:

La dulce Ofelia, la razón perdida, cogiendo flores y cantando pasa.

Disolver la razón en un color, en una música, y a la vez mantener las bridas del ritmo ocultándose bajo la piel de Camille Claudel en el manicomio son algunas de sus perturbadoras virtudes. El de mostrarnos, en carne viva, cómo las visiones arrasan y fracturan la mente y exigen, sin piedad alguna, versos que cautericen lo trágico de las utopías. Ezra Pound encerrado en una jaula en Pisa por el ejército norteamericano, con la luz toda la noche prendida, y Fernando Denis en Bogotá, Colombia, elucubrando, también en la noche, las fórmulas matemáticas con las cuales definirá La geometría del agua. Las plegarias al piano de Elvira Silva y la luz que nos impide ver, aún, el rostro de Beatrice Portinari obligando a Dante a cantarla, hasta el fin, mientras ella desaparecía en un puente de Florencia sobre el Arno. Así la poesía de Denis une los mundos más ajenos para conminarnos a vivir en ellos, en la generosa casa del lenguaje que ha edificado para todos nosotros.


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