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El abogado más poeta: Aurelio Arturo


Juan Gustavo Cobo Borda


En 1937, Aurelio Arturo obtiene su título de doctor en Derecho en el Externado y su primer cargo público será como juez permanente de Policía. Profundizará en el derecho laboral y penal y será nombrado, más tarde, magistrado del Tribunal Administrativo de Nariño, a partir de 1953 y hasta 1956. En 1957, será magistrado del Tribunal Superior de Popayán, donde permanece dos años.

En 1959, es nombrado magistrado del Tribunal Superior de Bogotá y secretario general del Ministerio de Trabajo. En 1961, es magistrado del Tribunal Superior Militar en Bogotá. Nacido en 1906 en la Unión, Nariño, y muerto en Bogotá en 1974, celebramos ahora el primer centenario de uno de los más puros e intensos poetas colombianos. Esta fama perdurable se debe a un único libro, publicado por el Ministerio de Educación, en 1963: se titulaba Morada al sur.?

Contenía solo 13 poemas y su música se conserva intacta: ?Una palabra vuelve, pero no es tu palabra,/aunque fuera tu aliento que repite mi nombre,/sino mi boca húmeda de tus besos perdidos,/sino tus labios vivos en los míos, furtivos?.

Para llegar a esta quinta esencia el camino había sido largo y lleno de desvíos. Se inició en 1927 con su Balada de Juan de la Cruz, y un año después ya vislumbra la ciudad futura, la ciudad colectiva de la hoz y el martillo, resumida en una sola palabra ?para hablar a todas las razas de la tierra:/ Más fuerte que la luz es la palabra: Lenin?.?Como Luis Tejada o Alberto Lleras Camargo, como el propio Borges, que en los años veinte compuso un libro titulado Los salmos rojos, que incluía poemas como el llamado Épica Bolchevique, los jóvenes de todo el mundo estaban deslumbrados por el sol rojo que se levantaba en Moscú. Pero su fascinación por la Revolución Rusa no soslayaba, en el caso de Arturo, y ya en 1929, en las páginas de El Espectador, su vocación americana: ?Concluyo, pues, creyendo en la posibilidad y florecimiento de un arte genuinamente americano sustentado en la tierra?. ?Somos tropicales y nuestra heredad es la faja donde la naturaleza se muestra más lujosa y espléndida, agobiada de savias y símbolos, calcinada por soles restallantes?.

De ahí el poema Sol, aparecido por primera vez en el anuario Colombia en cifras (1945-1946) e incorporado luego a Morada al sur: ?Si yo cantara mi país un día,/mi amigo el sol vendría a ayudarme/con el viento dorado de los días inmensos/y el antiguo rumor de los árboles?.?Esta depuración en pos de lo esencial, este preferir los símbolos universales a las ideologías fechadas contribuiría a perfilar mejor la figura que ya desde joven Arturo elegiría como la suya: la del cantor. La de la voz que señala y ennoblece toda cosa. La de quien busca un país en la entraña melódica de sus palabras. Al publicar el poema Morada al sur en la revista de la Universidad Nacional en 1942, ya Aurelio Arturo lo había fundado para siempre. No es de extrañar, entonces, que de 1945 a 1961 no publicara ningún nuevo poema. Pero curiosamente su silencio solo contribuyó a volver más nítido y trascendental su canto.


Juan Gustavo Cobo Borda

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