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MARIO LASERNA


El sueño vuelto utopía


Juan Gustavo Cobo Borda


Como "católico, escéptico y conservador" se definió Mario Laserna, nacido en Paris en 1923. Pero quizás lo que mejor lo caracterizó fue su permanente vocación de estudiante: comenzó en el Gimnasio Moderno de Bogotá, siguió en la Universidad del Rosario donde combinó el derecho con cursos de matemáticas  en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, de la cual sería rector, por nombramiento del presidente Alberto Lleras, más tarde, de 1959 a 1961.

Pronto dejaría el Rosario para irse a Estados Unidos, a estudiar matemática, física y humanidades en la Universidad de Columbia, donde llegaría en septiembre de 1944, y permanecería cuatro años. Allí se interesó en la lógica matemática con Ernst Nagel y obtuvo su bachelor en arts, con major  en matemáticas. Regresaría a Colombia, en 1948, y con sólo 24 años se embarcó en el proyecto de crear la Universidad de los Andes. La historia es fascinante y la contó el mismo a partir de su reacción para superar la tragedia del 9 de abril, con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.

Primero afirmó que Colombia estaba sobre un barril de pólvora próximo a estallar, y no se daba cuenta. Se necesitaba una universidad que no fuera ni clerical ni dependiente del Estado y que tuviera como modelo la Universidad Norteamericana, con decisiva participación de la sociedad civil, y capaz, con la ciencia y la tecnología, de incidir en el desarrollo del país. Una universidad abierta al mundo, donde el estudiante comenzara su carrera en Colombia, la concluyera en el exterior, y la ciencia no estuviera disociada de las humanidades.  Tenía algunos ejemplos a mano: como la guerra, en Inglaterra, no había cancelado la vida intelectual ni en Oxford ni en Cambridge y por el contrario tantos refugiados europeos que se acogieron a ella, incluso estudiosos alemanes, la dieron renovado brillo. Algo que él también aplicaría en Colombia, con el viaje al país del matemático John von Neumann estudioso de la fundamentación matemática de la física y varios otros-

Pero fueron sus charlas en Princeton con Albert Einstein las que reforzaron su idea. Recabó su apoyo para el proyecto de la universidad en Colombia y lo convenció con un argumento que Einstein consideró válido. En las propias palabras de Laserna este fue así :

"¿No cree usted, profesor Einstein, que si en Alemania hubiesen existido universidades privadas en los años de la postguerra, el mundo académico alemán hubiese podido resistir mejor el asalto del nacionalsocialismo y la politización que se implantó?". Ya con el apoyo de Einstein, en un comité de respaldo internacional, se firmaría el acta de fundación, donde aparecería en otros, quien fuera su mentor colombiano y su apoyo táctico en todo momento, Nicolás Gómez Dávila, quien con su cédula 1405624 de Bogotá, encabezaría, por decirlo así, una lista a la cual se sumaban Alfonso López Michelsen, Francisco Pizano de Brigard, Alvaro Castaño, el poeta Jorge Rojas, el historiador Oswaldo Díaz, el emigrado español Luis de Zulueta y el futuro primer rector, el médico Roberto Franco. Además de varios hombres de negocios e industriales, hasta llegar al medio centenar.

Las clases comenzaron con 79 estudiantes y 16 profesores y hoy han pasado por ella más de 65 000 alumnos.

Cuando la Universidad de los Andes ya adquirió su dinámica propia, Mario Laserna retomó su destino de estudiante. Viajó a Heidelberg, en Alemania, donde estudiaría cuatro semestres de filosofía y más tarde, Berlín, donde se doctoró en la Universidad Libre, siendo el primer colombiano en obtener ese título en una universidad alemana. Había descubierto a Kant, una de sus grandes pasiones intelectuales, pero él no se quedaba confinado en la sola especulación metafísica.

Cuando en Colombia había que estar, como se dice, al pie del cañón, no dejó de lado sus deberes cívicos. En 1956, ante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, fundaría un periódico de oposición, El Mercurio, en compañía de Pedro Gómez Valderrama y en 2001 a raíz de la reinserción del M19 y su participación en la vida política, sería elegido senador por ese grupo.

Sólo que también criaba ganado de casta, en el Tolima, para corridas de toros; se interesaba en la pintura colonial y en el rescate del barrio de La Candelaria donde restauró varias casas para él y sus tres hijos y además de ser embajador en Francia y Austria tuvo tiempo para escribir libros como Bolívar, Un euroamericano frente a la Ilustración (Bogotá, Tercer Mundo, 1986). Trata de entender la parábola vital de esa mezcla de "propósitos mesiánicos y realismo escalofriante", de "vitalidad Caribe y sobriedad ibérica", que intentaba sujetar a tierra esas repúblicas aéreas. Algo de ello también se percibe en Mario Laserna, estudiante y visionario que hizo real su sueño, al pie de Monserrate: la Universidad de los Andes. Un sueño  que a sus 89 años vio crecer y expandir con su siempre vigilante atención.


Juan Gustavo Cobo Borda

©2013