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ERNESTO SABATO (1911-2011)

Juan Gustavo Cobo Borda

Crímenes, incestos, suicidios, degüellos, incendios. La obra de Ernesto Sábado trata de descifrar el lado oscuro de la realidad, allí donde la razón resulta insuficiente y el arte parece ofrecer perspectivas que la ciencia no logra.
Lo absurdo de una existencia sin respuestas, que planteo la filosofia existencialista de Jean Paul Sartre, se vive en una realidad muy Argentina, donde Buenos Aires, abierto al mundo de la inmigración (los orígenes de Sabato son italianos) y un tanto snob, en el mimetismo de sus influjos, convive con lacerantes realidades sociales. Donde seres ciegos como Jorge Luis Borges se erigen en idolos que un Sabato contradictorio trata de demoler. O quizas de comprender.

Para ello recurre al tango, a un esoterismo de sectas que encauzan fuerzas ocultas y a su siempre renovada perplejidad critica en torno al peronismo.

Doctor en fisica y matemáticas, miembro que reniega del partido comunista, vacilante sobre sus primeros intentos narrativos (destruyó una posible novela llamada La fuente muda ) conocedor en Paris del grupo surrealista a traves de algunos de sus miembros como los pintores Oscar Dominguez y Victor Brauner, experimentaría los azares de realidades paralelas que certifican lo aleatorio del mundo.

De otra parte, Ernesto Sabato recurre a la claridad conceptual del ensayo para dilucidar el sentido de su  tarea como autor de obras de ficción y las dificultades que ellas e plantean llevándolo a publicar solo tres novelas, con décadas entre una y otra. Ellas son El Túnel  (1948), Sobre heroes y tumbas (1962) y Abadón el exterminador  (1974).

Entre sus varios libros de ensayos, casi siempre fragmentarios, destaca el titulado El escritor y sus fantasmas (1963) por referirse con mas amplitud a sus admiraciones ( y obsesiones),

Como lo explico Cesar Aira en su Diccionario de autores latinoamericanos (2000) había una gran inadecuación "entre su personalidad y sus intenciones estéticas. Sobre su robusto sentido común, sobre sus ideas convencionales y políticamente correctas era imposible ajustar pretensiones de escritor maldito o endemoniado, o tan siquiera angustiado".

El Sabato que se presenta como un personaje sombrio y atormentado participaba de lleno en la vida publica de su pais, dirigiendo cartas abiertas al general Aramburu ( 1956) sobre tortura y libertad de prensa y a partir de 1984, en una actitud que lo honra, presidir la CONADEP, comisión que investigo los crímenes cometidos por la dictadura militar argentina entre 1876  y 1983. De ali saldría el demoledor informe sobre los desaparecidos que prologo y titulo Nunca más.

"Neurótico inaguantable" como lo llama su biografo Carlos Catania, el interes de Sabato por la sicología y el sicoanálisis, se aplica a sus personajes enfrentados a situaciones limites, en un marco de desdoblamientos, premoniciones, vidente sy mediums, y de encrucijadas vitales, donde la posesión y los celos, como en el caso de El Túnel, desembocara, con estructura de novela policial, en el crimen, donde Juan Pablo Castel, el pintor, matara a Maria Iribarne.

Ese buceo se ampliara al país, en Sobre heroes y tumbas, pero la relación de Alejandra con su padre, Fernando Vidal Olmos, a quien matara, como en la canción mexicana, de cuatro balazos, incorporara nuevas dimensiones, al hablar de la persecución y muertes de caudillos, en la epoca de las guerras federales y la preocupación de Sabato, por la desacralización de un mundo donde la tecnologia ha cegado las fuentes de revelación. Donde la ciencia desdeña la intuición y los sueños.

Allí se inserta el célebre capítulo , "Informe para ciegos", donde en mas de un centenar de páginas, Sábato nos hunde en los subterráneos del metro de Buenos Aires, metafora de la síquis, para a traves de la ceguera, internarse en un mundo de sectas, en pos de la luz. Finalmente, en Abadón el exterminador,  Sabato es a la vez autor y personaje, en una parodia de si mismo, que ironiza con el lenguaje porteño y su figura ya publica, ya del todo fragmentada y arrastrando consigo sus celebres personajes que vuelven a llamarse Alejandra o Castel, donde espiritismo y nazismo (aquel que se refugio en Argentina con figuras como Eichmann y Mengel) tejen su ultima reencarnación en la epoca del Che Guevara y la guerrilla urbana. El resultado es incierto y su obra se cierra así, perpleja y sin respuestas claras, salvo como un legado a los jóvenes de su paso nervioso por una tierra inestable.

Juan Gustavo Cobo Borda

©2011