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Crímenes,
incestos, suicidios, degüellos, incendios. La obra de Ernesto
Sábado trata de descifrar el lado oscuro de la realidad,
allí donde la razón resulta insuficiente y el
arte parece ofrecer perspectivas que la ciencia no logra.
Lo absurdo de una existencia sin respuestas, que planteo la filosofia
existencialista de Jean Paul Sartre, se vive en una realidad muy
Argentina, donde Buenos Aires, abierto al mundo de la
inmigración (los orígenes de Sabato son
italianos) y un tanto snob, en el mimetismo de sus influjos, convive
con lacerantes realidades sociales. Donde seres ciegos como Jorge Luis
Borges se erigen en idolos que un Sabato contradictorio trata de
demoler. O quizas de comprender.
Para ello recurre al tango, a un esoterismo de sectas que encauzan
fuerzas ocultas y a su siempre renovada perplejidad critica en torno al
peronismo.
Doctor en fisica y matemáticas, miembro que reniega del
partido comunista, vacilante sobre sus primeros intentos narrativos
(destruyó una posible novela llamada La fuente muda )
conocedor en Paris del grupo surrealista a traves de algunos de sus
miembros como los pintores Oscar Dominguez y Victor Brauner,
experimentaría los azares de realidades paralelas que
certifican lo aleatorio del mundo.
De otra parte, Ernesto Sabato recurre a la claridad conceptual del
ensayo para dilucidar el sentido de su tarea como autor de
obras de ficción y las dificultades que ellas e plantean
llevándolo a publicar solo tres novelas, con
décadas entre una y otra. Ellas son El
Túnel (1948), Sobre heroes y tumbas (1962) y
Abadón el exterminador (1974).
Entre sus varios libros de ensayos, casi siempre fragmentarios, destaca
el titulado El escritor y sus fantasmas (1963) por referirse con mas
amplitud a sus admiraciones ( y obsesiones),
Como lo explico Cesar Aira en su Diccionario de autores
latinoamericanos (2000) había una gran
inadecuación "entre su personalidad y sus intenciones
estéticas. Sobre su robusto sentido común, sobre
sus ideas convencionales y políticamente correctas era
imposible ajustar pretensiones de escritor maldito o endemoniado, o tan
siquiera angustiado".
El Sabato que se presenta como un personaje sombrio y atormentado
participaba de lleno en la vida publica de su pais, dirigiendo cartas
abiertas al general Aramburu ( 1956) sobre tortura y libertad de prensa
y a partir de 1984, en una actitud que lo honra, presidir la CONADEP,
comisión que investigo los crímenes cometidos por
la dictadura militar argentina entre 1876 y 1983. De ali
saldría el demoledor informe sobre los desaparecidos que
prologo y titulo Nunca más.
"Neurótico inaguantable" como lo llama su biografo Carlos
Catania, el interes de Sabato por la sicología y el
sicoanálisis, se aplica a sus personajes enfrentados a
situaciones limites, en un marco de desdoblamientos, premoniciones,
vidente sy mediums, y de encrucijadas vitales, donde la
posesión y los celos, como en el caso de El
Túnel, desembocara, con estructura de novela policial, en el
crimen, donde Juan Pablo Castel, el pintor, matara a Maria Iribarne.
Ese buceo se ampliara al país, en Sobre heroes y tumbas,
pero la relación de Alejandra con su padre, Fernando Vidal
Olmos, a quien matara, como en la canción mexicana, de
cuatro balazos, incorporara nuevas dimensiones, al hablar de la
persecución y muertes de caudillos, en la epoca de las
guerras federales y la preocupación de Sabato, por la
desacralización de un mundo donde la tecnologia ha cegado
las fuentes de revelación. Donde la ciencia
desdeña la intuición y los sueños.
Allí se inserta el célebre capítulo , "Informe
para ciegos",
donde en mas de un centenar de páginas, Sábato nos hunde
en los
subterráneos del metro de Buenos Aires, metafora de la
síquis, para a traves de la ceguera, internarse en un mundo
de sectas, en pos de la luz. Finalmente, en Abadón el
exterminador, Sabato es a la vez autor y personaje, en una
parodia de si mismo, que ironiza con el lenguaje porteño y
su figura ya publica, ya del todo fragmentada y arrastrando consigo sus
celebres personajes que vuelven a llamarse Alejandra o Castel, donde
espiritismo y nazismo (aquel que se refugio en Argentina con figuras
como Eichmann y Mengel) tejen su ultima reencarnación en la
epoca del Che Guevara y la guerrilla urbana. El resultado es incierto y
su obra se cierra así, perpleja y sin respuestas claras,
salvo como un legado a los jóvenes de su paso nervioso por
una tierra inestable.
Juan Gustavo Cobo Borda
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